¿Te acuerdas de quién eras?
¿Te acuerdas de lo que te gustaba, de qué te hacía daño, de qué te hacía sonreír…?
A nuestra niña o niño lo abandonamos en nuestra infancia, enterrándola debajo de pilas y pilas de responsabilidades, de obligaciones, fingiendo que tenemos seguridad, que somos algo o alguien para que en definitiva, obtengamos ese reconocimiento que seguimos necesitando, pero que nuestra niña sigue necesitando, el problema es que lo buscamos afuera, esperando que nos amen, que nos reconozcan, que nos valoren y que nos recompensen por todos los esfuerzos que hacemos al cabo del día.
Pero es más fácil de lo que parece, si realmente conectáramos con nuestra niña o niño, ese que fuimos y seguimos siendo y le diéramos nosotros ese amor, ese reconocimiento, esa valoración dejaríamos de buscarlo afuera y buena parte del sufrimiento desaparecería.
¿Te asusta intentarlo?
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