¿Por qué las personas hacen ghosting?

Soy de las que me gusta intentar comprender la conducta humana, por eso y sabiendo que hay personas que están sufriendo ghosting y por ende, existe la misma cantidad de personas que lo están haciendo, me pregunto ¿qué razones tendrán para llevarlo a cabo?

Voy a intentar dar mi opinión de porque está sucediendo esto con toda la humildad del mundo.

Estoy segura de que las personas que lo hacen no les agrada tenerlo que hacer, creo que no es algo que hagan con la intención de hacer daño.

Creo que el problema que existe es que vivimos en una sociedad que mira demasiado afuera, a las personas se nos está educando en el intentar convencer al otro, en una autoestima tóxica, en creer que no somos responsables de nada y que todo el daño viene de afuera.

Según el experto en neurociencia Antonio Damasio, nuestros sentimientos deciden por nosotros el 95 % de las veces. Sentimos antes de pensar. Sentimos antes de actuar. Tal y como lo formula Damasio, los seres humanos son «máquinas sentimentales que piensan», no «máquinas pensadoras que sienten». Y así es como, al fin y al cabo, tomamos decisiones: basándonos en cómo nos sentimos.

Entonces qué pasa cuando hay alguien que después de algunas citas resulta que no le gusta la otra persona, ¿cómo va a decirle a esa persona sencillamente que no siente nada? Lo lógico es que se lo pudiera decir, sabiendo que no va a herir sus sentimientos, porque es normal, nunca vamos a agradar a todo el mundo, ni mucho menos, nos van a amar, porque los factores que entran en el juego del amor son a veces tan sencillos que nos perdemos en batallas inexplicables. Sencillamente, amas a una persona cuando sientes a tu alma vibrar o no (no confundir con las mariposas en el estómago, una cosa es el alma y la otra el estómago).

Para mí la autoestima tóxica es querer que el otro te acepte y que te quiera incondicionalmente, mientras tú no eres capaz de aceptar ni sanar cosas de ti que no te gustan.

Pero ¿qué pasa cuando alguien viene y te es completamente sincero y te dice que “no siente nada por ti”?, di la verdad, ¿te callarías sin culparle de nada o buscar convencerle de algo? O simplemente, ¿lo aceptarías sin más, respetando su decisión?

Yo creo que tal y como estamos vibrando actualmente, nuestro ego saldría a escena, todo digno, para intentar culparle de algo, convencerle o hacernos las víctimas para entrar en un conflicto que, para el otro, QUE NO SIENTE NADA, no quiere ni puede pensar. Entonces, ¿cuál es la mejor solución? DESAPARECER.

Pero en esta sociedad que no se nos prepara para el fracaso, no lo queremos aceptar ni ver como una oportunidad para crecer, no, el fracaso lo convertimos en motivo de conflicto, en algo que le permite a nuestro ego todavía que crezca más, porque se autoconvence que es el otro el que es el único culpable de la situación.

Mientras no seamos capaces de ver que sencillamente puede ser que no sienta nada por nosotros y que quizás necesitemos trabajar algo en nosotros que no nos está ayudando, nada va a evolucionar.

El hecho de que aumente este tipo de conductas es porque, sencillamente, está aumentando la forma de querer controlar lo que la vida tiene para guardado para cada uno, que llega en el momento preciso en nuestro camino evolutivo, sin tener que forzar ni avanzar nada.

Cuando lo forzamos solo es porque necesitamos que el otro llene esos vacíos que nosotros mismos somos incapaces de llenar, porque no nos gusta mirar hacia dentro ni responsabilizarnos de nuestras heridas.

Y si alguien viene y con todo el derecho del mundo, resulta que tampoco no le gustan y se va, le haremos sentir culpable de su conducta porque pensamos que debería haberse quedado.

Para mí lo contrario a la autoestima tóxica, sería la sana autoestima que es ser lo suficientemente valiente como para mirar adentro, ver esos vacíos e intentarlos llenar con nuestro amor propio, pero sobre todo, aceptarlos para no estar mendigando ni exigiendo a nadie que los llene, cuando no es responsabilidad de nadie más que de uno mismo hacerlo.

Porque el amor no va de eso, el amor es compartir, es aprender, crecer y no esperar nada a cambio. El amor es del alma, y para eso, necesitamos que el miedo, disfrazado por nuestro ego, se quede en el banquillo.

Y ¿qué puedes aprender de ello entonces? Si sabes qué es la ley del espejo, pregúntate en ¿qué áreas de tu vida o situaciones, te estás abandonando? Si haces eso y te ocupas, un día le acabarás dando gracias a esa persona que se fue sin decir adiós porque te mostró algo que necesitabas mirar.

En definitiva, que la mejor forma de superar y transformar el dolor en nuestra vida es viendo qué lección hay ahí para cada uno de nosotros, superando el miedo que eso nos genere, porque si no lo hacemos, estamos condenados a repetirlo una y otra vez hasta que nos miremos con y desde el amor.