Honra a tu niña/o interior.

Una de las cosas que primero recomiendo en las sesiones, si se da el caso, es que busques una foto de cuando eras niño o niña y la pongas en un marco a vistas.

Y ¿por qué?, porque creo que muchas de las cosas que nos duelen en nuestro presente, son reacciones a ciertas heridas que sufrimos en nuestra infancia y que aún no están curadas.

El pasado sigue viviendo en nuestro inconsciente y si en ese pasado hubo dolor seguiremos respondiendo a cualquier cosa que nos lo recuerde, por eso para mí es tan importante ir a ese pasado doloroso, sanarlo con amor y una vez la herida se ha “cicatrizado” vamos a poder vivir nuestro presente de forma más sana.

Pero, ¿cómo podemos hacer eso? Pues para mí buscar una foto de nuestra niña que nos guste, ponerla en un marco bonito, dejarla a vistas y mirarla a los ojos para conectar con ella, nos va a ayudar.

Cuando la mires a los ojos intenta recordar lo que sentía ella, pensar si realmente se merece vivir el dolor que ahora estás viviendo tú, sea el que sea, y como seguramente la respuesta sea “no” entonces decirle que a partir de este momento vas a cuidar de ella como nunca nadie antes lo hizo, porque tus padres, hicieron lo mejor que supieron y pudieron, pero ahora es tu momento y tú puedes ocuparte de él o ella.

Comprometerte con ella (y como ella vive dentro de ti) también te comprometes contigo mismo/a, que vas a hacer todo lo que esté en tu mano para que se sienta querida, respetada y cuidada, que a partir de ahora le das su lugar y que ya no volverá a sentirse sola nunca más porque te tiene a ti, a la persona adulta que eres, capaz de responsabilizarse de ella.

A veces nos da miedo volver a mirar el dolor que sufrimos porque creemos que no podremos soportarlo, pero en realidad una vez lo miramos con amor, ese dolor deja de doler y el miedo, eso que nos alejaba de una vida mucho más sana a todos los niveles, va a desaparecer.

Mirar a los ojos de tu niña o niño es lo único que necesitas para comprender cuánta soledad y dolor sigue soportando esa niña/o que fuiste sin tener culpa de nada.

Hacer las paces con ella te va a dar la fuerza, el valor, el compromiso y la ilusión para seguir queriendo progresar en tu vida.

Él/Ella era inocente y tú también y, por tanto, nadie merece sufrir de ninguna forma, pero él o ella no tenía los recursos para dejar de sufrir, ahora tú los tienes, así que solo está en tus manos curar ese dolor y crear un presente y un futuro próspero para que el niño o niña que fuiste se pueda sentir SEGURA y AMADA en tu corazón.