Escribir

Escribir lo que te apetezca, mostrarlo o no.
Escribir para ti, para los demás, para la vida.
Escribir con el corazón, para saber quién eres. Para poder ver todas tus caras, conocerlas, aceptarlas, amarlas.
Escribir lo que necesites, te guste lo que escribas o no. Necesitamos sacar afuera, lo que nos duele y nos pesa adentro.
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No hay nada malo en ello. Nadie debería juzgar lo que sea que sienta cada persona. Quién podría hacerlo?. Solo el ego juzga.
El alma comprende, porque es eso, alma. No hay nada más.
Cuando alguien te juzga, cuando alguien cataloga lo que escribes o sientes o piensas, simplemente, se cree superior a ti.
Has de salir de ahí, de esa zona peligrosa en la que puedes creerte esos juicios. Simplemente sal de ahí, porque te quieres. Porque has aprendido a aceptarte, con lo bueno y con lo malo.
Sal de esa zona dañina. Ahí no vas a crecer, por mucho que te lo hagan creer.
Crecer no es más que seguir aprendiendo a amarte. Claro, se puede y se debe mejorar cada día, pero desde ese lugar lleno de amor hacia ti, que te dice, que aprender, que mejorar es algo bueno para ti. Y simplemente lo haces porque te quieres.
NO PORQUE HAYA NADA MALO EN TI.
Hay mucha paz cuando llegas a ese lugar libre de juicios y culpas, realmente, creo que se debe parecer mucho al paraíso.
Dónde la incomprensión, los juicios, las culpas, los reproches son simples piedras que se quedaron en tierra. Piedras que pesan, piedras que duelen.
Escribir te permite mirarte a través de las palabras. Te hacen de espejo. En ellas, puedes encontrarte y a veces, si te apetece, hasta perderte.
Juega con ellas, a las palabras les gusta que las uses, las mimes, las vivas.
Ellas se dejan usar por amor. Para que el alma se sienta libre.
Así que nunca dejes que nadie te juzgue, o si lo hace, no merece tu preciosa presencia al lado.
Pinta tu futuro con palabras, llénalas de color, de sensaciones. Dibuja cuadros dentro de tu imaginación, vive durante un rato tu vida dentro de ellas, con ellas, a través de ellas.
Sé libre.