El amor y las cajas de regalo.

Cuando nacemos somos amor puro, sin envoltorios, sin lazos, sin cajas, solo amor, puro amor.

A medida que vamos creciendo aprendemos a esconder esa luz, ese amor en espacios donde lo sentimos a cierto resguardo, porque en algún momento, a alguien nuestra luz y amor, les cegó y nos hizo daño intentando apagarnos o cambiarnos.

Nos acostumbramos a eso, guardamos nuestra luz y nuestro amor en una caja de regalo y muchas veces vamos dando un poco de lo que contiene esa caja a ciertas personas cuando sentimos que es seguro y que no van a apagarlo ni a lastimarlo, pero aún así, muchas veces nos equivocamos.

Aprendemos también a poner bonitas esas cajas de regalo donde guardamos nuestro amor. Hay quienes se preocupan solo que el envoltorio sea bonito para atraer a personas que admiren y deseen su caja y se olvidan de llenar su caja de amor propio y real, pero como tienen un envoltorio bonito, se creen que ese deseo que sienten los demás es amor y con eso va llenando su caja, pero nunca sienten que se acaba de llenar porque ese deseo no es del todo real, ya que es un amor que se guía solo por el envoltorio y cree que solo lo de fuera es el regalo y no lo de dentro.

Hay quién solo se ocupa de llenar esa caja de conocimientos, de mente, nada de amor porque quizás alguna vez sintió que no le dieron importancia a ese amor, pero eso tampoco funciona porque esa caja se vuelve narcisista, quiere que la admiren por su mente, cuando no se da cuenta que quién mantiene viva la caja son los latidos de su corazón.

Otros dan todo su amor esperando que se lo devuelvan y llenen así su caja, olvidándose de llenar ellos su propia caja en el presente porque están gastando todo su tiempo en esperar el amor de la otra persona que siempre está en el futuro y nunca en el presente con ella.

Otros han aprendido a no abrir nunca su caja, no dejando entrar el amor de nadie, ni tan siquiera la luz del sol, pero entonces el amor que tienen ahí guardado se va marchitando, sin luz ni otro amor que lo haga latir. Se pasan la vida quejándose de cualquier cosa para distraer a todos los demás y así que nadie se de cuenta de que en realidad nunca abren su caja.

Otros esas heridas que tanto les dolieron tanto y siguen doliendo, solo quieren destruir ese amor que tienen dentro de su caja porque se han creído que no eran suficientemente buenos y, por tanto, han llegado a la conclusión que autodestruyéndose van a dejar de sentir ese dolor.

Otros ni se dan cuenta que su amor es importante porque es sencillamente un regalo y lo van entregando a la primera persona que encuentran porque nunca nadie les dio valor a quiénes eran en realidad, por tanto, ellos tampoco se dan valor y no se sienten regalo, solo se sienten algo de usar y tirar.

Pero todas esas heridas empezaron porque alguien (con muchas heridas en su corazón también) les hizo creer a esos niños que eran puro amor, que había algo “malo” en ellos y que por tanto o mejoraban o nadie les iba a devolver el amor que ellos daban y todo el mundo nacemos sabiendo en lo más profundo de nuestra alma que SIN AMOR NOS MORIMOS.

No sé si te sientes identificad@ con alguna de estas “cajas de amor”, hay más para descubrir, pero si quizás algo te ha resonado, ¿sabes cómo dejarían de doler tanto esas heridas, para que así te pudieras sentir como el verdadero regalo que eres?